¿Por qué ser docente?

Para mí con el paso del tiempo y analizando los aspectos positivos y negativos que he ido pasando y teniendo en los 3 años de docente me queda claro un único aspecto. Yo quiero ser profesor el resto de mis días como trabajador en activo.

¿motivos?

La satisfacción de la explicación bien realizada, el mirar a los ojos a un alumno y que te diga: Lucas, lo he entendido. Situación que quizás no genere nada más pero que te anima a seguir con tu empeño en intentar que esos alumnos sigan aprendiendo y mejorando su vocabulario, sus conocimientos sobre arte, geografía o historia, que vean que existe el placer del conocimiento y que para entender el mundo actual debemos remontarnos quizás a principios del siglo XX con el crack del 29 o incluso pensar en que algunos de los edificios que visitan con sus padres en sus viajes de vacaciones se construyeron a mediados del siglo XVI por ejemplo. No me quiero referir a la clase magistral en la que el profesor les suelta todo el rollo del temario y el alumno va digiriendo como puede toda la información que el docente le va lanzando sin descanso y sin que el alumno tenga poder de reacción ante tal lluvia de palabras o vocabulario que apenas le suenan.

Considero que el ser docente es ayudar, enseñar, inculcar, que el alumno aprenda a respetar. No creo que el ser docente sea ir al aula soltar el rollo, hacer las actividades o poner exámenes. Una vez una persona me dijo que en su centro no buscaban buenas personas, que buscaban la excelencia; para mí esa persona estaba totalmente equivocada porque un docente es ante todo un guía, un referente ante sus alumnos y debe enseñarles una serie de valores, de ideas, de respeto y que los alumnos las utilicen en su día a día, ya no sólo en el aula, sino también en sus casas o con los amigos. El respeto hacia los demás es fundamental y una de las cosas que me hizo ser profesor es ayudar a mis alumnos a ser mejores personas.

Me encanta hablar, comunicar, transmitir, sentir que lo que digo o hago sirve a otras personas, pero también me encanta escuchar, atender, respetar, aprender de todo el mundo, por supuesto también de mis alumnos. Yo no soy un profesor que lo sabe todo, a mi me encanta aprender cada día y si mis alumnos acaban sabiendo más Historia que su profesor mi labor como docente habrá sido un éxito. Si creyera que nadie puede saber más que yo estaría haciendo algo muy mal, que mis alumnos no acabaran amando o interesándose por mi asignatura.

A ningún profesor creo que nos mueve el dinero, estamos en esta profesión por otras cosas. En mi caso, desde joven me ha encantado estar con adolescentes, ayudarles en campamentos como monitor, o dando clases de natación a niños pequeños, con algunos años más y casi terminada la carrera me planteé ser profesor y ha sido una de las mejores elecciones de mi vida, sigo peleando por encontrar un centro donde dar clases y enseñar, pero tengo la gran ilusión de llegar a conseguirlo, porque me apasiona la enseñanza y me apasiona ver con cara de satisfacción que mis alumnos siguen aprendiendo y disfrutando con mis clases. Creo que ser profesor es una vocación, podrás sentir esa vocación con 18 o con 30 años, pero sí sientes las clases y das las clases desde la vocación, seguro que seremos buenos profesores.

«Excelente maestro es aquel que, enseñando poco, hace nacer en el alumno un deseo grande de aprender», dice Arturo Graf.

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